DE GALICIA:
-Las ovejas y el cocido de casa de la abuela, las filloas hechas en la piedra, las orejas.
-La visita a la exposición de Tierra Santa en el Monasterio de San Francisco. Espectacular. Mejor guiada, tienen un guía uruguayo que nos tuvo a todos ojipláticos.
-La vuelta a La Casa Bonita a apertrecharme de lanas Mondial Extrafine para una bufanda para mamá en gris copia de una de Adolfo Domínguez que tiene, y este chal para mí en azul
DE PORTUGAL:
-La alheira, un embutido hecho con pan, muy sorprendente.
-Chaves, todo un descubrimiento. Con tienda de lana incluida, lástima que estuviese cerrada. Cada dos calles una ferretería, con sus ollas de cobre y sus artilugios campestres.
DE MADRID Y ALREDEDORES:
-La luna enorme al atardecer en el embalse de la Jarosa
-Lo bien que comimos en el Rey del Tallarín (calle san bernardino)
-El Palacio Real
-Las tiendas de lana. Me gustaron los precios y el ambiente de El Gato Negro, pero no el tacto de las lanas. Hubiera comprado algodón, pero tengo como 8 ovillos de un jersey blanco que mi madre acaba de deshacer. En Alondra tenían Rowan! Fui dando brincos de entusiasmo en Pontejos (me hice con 50 enganches para broche por 3 euros) Y en Sixto compré Katia Austral para un buen jersey por 15 euros, la dependienta era todo un encanto lanero. Tenían lana de camello, entre otras curiosidades. Me quedé con ganas de ir a El Punto, para otra vez.
-La Granja, el cordero de Torrecaballeros, los aros de cebolla del Rancho de la Aldegüela
-La insuperable velada con el destinatario de la lata de Don Ramón: nos llevó al teatro a ver Amigos hasta la muerte, con la que nos tronchamos, y luego a cenar a un restaurante noruego, donde bebimos vodka en vasos de hielo.
DEL PUEBLÍN EN ZAMORA:
-La calma después de esquivar multitudes la noche anterior en Madrid.
-Las campanillas, los árboles retoñando, las minirranas, la ranita de San Antonio que se dejó coger panfilonamente, (no me extraña que estén en peligro de extinción, tuve que convencerla para que volviese a la charca)
-Las campanillas, los árboles retoñando, las minirranas, la ranita de San Antonio que se dejó coger panfilonamente, (no me extraña que estén en peligro de extinción, tuve que convencerla para que volviese a la charca)