Hace ya bastantes semanas, terminé este Abrazo, con Malabrigo Lace comprada en una tienda preciosa con una dependienta majísima en Dachau, Alemania. El chal en cuestión fue regalado a una madre de bichonovio que sabe apreciar las cosas tejidas a mano (ella también le da a las agujas) Tengo madeja y pico de la misma Malabrigo esperando a convertirse en otro chal. No me llaman mucho los chales triangulares, así que creo que me decidiré por el Annis, con la esperanza de empezarlo y terminarlo antes de una boda que tengo el 18-S.
Pero visto mi ritmo tejeril de estas últimas semanas, no sé yo... Haciendo cuentas, tejerimientos desde hace un mes: CERO. Y la thermomix estropeada. Tengo mi tiempo libre dedicado al buceo con botella. Lo estoy pasando pipa y no puedo estar más agradecida a los dos mejores instructores que me podía haber encontrado. Las prácticas de mar (para el título de 1 estrella) están siendo alucinantes, la mejor experiencia que he tenido en mi vida. No sé como no me había metido antes en este mundillo, la de bichos que hay debajo del agua y yo sin saberlo... Eso sí, para el próximo verano, cambio la botella por un arpón: ayer vi una maragota con la que podríamos haber cenado toda esta semana. Y mis tendencias gallegas hacen que no pueda ver un pulpo sin imaginármelo con pimentón encima de un plato de madera. Ya tengo fichado el curso de pesca submarina para el año que viene.
