De vuelta

No de vuelta de vacaciones, pero casi. Hemos disfrutado de gratas visitas (hemos sido visitados y también hemos sido visitantes) y ahora estamos embarcados en el estudio, por lo que tengo el blog algo abandonado, sí.

De estas dos semanas tan productivas hemos obtenido:

• Una cámara nueva (ya no me dará tanta pereza publicar entradas, yujuup!)


• Una increíble aventura fluvio-marítima en barco (perdón, he estado a punto de describirlo como un paseo en balsa), con solecito, chapuzón en el río de los más valientes, alguna que otra ola, una amenaza de ser absorbidos por una central hidroeléctrica, varios motines a bordo y picnic.


• Un fin de semana en una casa fantasma.


• Comilonas varias: mantecadas, hojaldres, brownies, chorizo, empanada, bollos preñaos (casi digo pollos preñaos, ¿que porras me pasa?), fideuá, sidra, chorizos a la ídem, mis primeras navajas chispas, berberechos, un vino muy rico (Cunqueiro se llamaba?), litros de Frangelico y crema de orujo, pimientos de Padrón (nos salen por las orejas, el bichonovio está feliz) y algunas otras exquisiteces leonesas que guardamos celosamente.


• Un conjunto joyeril de ámbar


• Una chaqueta de duende, con capucha terminada en punta


• Una nueva visión de Gijón. Con la excusa de enseñárselo a las visitas acabé enterandome de muchas cosas interesantes. Increíble la visita a la Universidad Laboral y al Elogio del Horizonte.


• Interminable partida al Muntchkin, llena de lanzamiento de maldiciones, oscuras alianzas, puñaladas a traición. Como debe ser un Muntchkin.


• Aprendimos que cantar un tute es imposible, ni aún amañando las jugadas de todos los participantes para ganar una baza.

En resumen, unas pseudovacaciones inolvidables.