Ya está casi casi casi terminado el traslado. Ya tenemos internet en casa, ya tengo mis cosas esparcidas por
la casa, ya he ordenado armarios, estantes, cajones (sin aturullar mucho al bicho, que dice que ahora la casa parece más casa), y ya he callejeado mientras hacía papeleos así que ya voy controlando alguna línea de bus y me he dado cuenta de que Santiago es un puebliño al lado de Gijón.
En estas dos semanas que hace hoy que me he mudado para aquí volví 2 veces a Galicia, así que tengo poca consciencia de estar instalada. Ayer cuando volví a Gijón y abrí la puerta con mis propias llaves y luego cuando salimos a dar una vuelta (precioso sol el de estos días) ya me sentí más en mi sitio. Y para sentir
me como en casa me he traído mis últimas adquisiciones laneras (algodón amarillo y marrón, mohair rojo)
Y en cuanto a los proyectos tejerines, está casi terminado el sleeveless cardigan de drop studio (me queda solo el borde del delantero) y casi terminado también un par de evangelines. Aquí puede verse uno con el pulgar inacabado. Del chaleco de mi madre me queda hacerle un borde de punto elástico.
Dentro de los proyectos futuros:-Terminar de ganchillear una bolsa para las pinzas con restos de lana (ver foto)
-Empezar dos fundas de palos de golf veraniegas en beige
-Empezar de una vez a aprender a hacer calcetines
-Hacer una boina de verano, como la que compramos hace dos años en el
Musée du béret en Nay
Él: ay que malito estoy...
Pues esto es todo lo interesante que he hemos hecho estos días. Cualquiera diría que hemos estado cocinando horas y horas, pero en realidad todo es mérito de la Thermomix. Además de hacer profiteroles, montar nata, picar pan rallado, cocer al vapor, preparar gnocchis caseros y darnos desayunos y meriendas llenos de vitaminas, hemos cocinado también un risotto de setas (media hora prepararlo, incluyendo limpiar, poner mesa y fregar cacharros: nos pusimos a las 21.30 y a las 22.00 estábamos comiéndolo), una quiche de chorizo y pimientos, una pizza, y un batido de soja y mango. Todo un invento el robot cocineril.
Gran día. Después de mi apología a la thermomix (ver 10 enero 2008), por fin vienen hoy a hacer la demostración. 
", o cualquiera de las revistas del Club del Gourmet del Corte Inglés. Yo por lo menos no tengo demasiada idea de vinos, pero sí tengo claro los que me gustan, así que los voy anotando para poder repetir (Gran Alanis, Rectoral de Amandi, Mozafresca) La verdad es que no siempre me gustan estos mismos, no sé si depende del momento, o de la comida a la que acompañen, o del año de la botella, o incluso de dónde los compres, porque creemos que fue por esta última variable que no nos gustó el Abadía da Cova, del que nos habían hablado bien. Tengo pendiente ir a algún curso de cata para ponerle nombre a todas las sensaciones relacionadas con el vino.
nombres de los acordes, pero nidea de lo que es una redonda o una fusa. Y por ejemplo, al tocar algo que incluyese La menor, o acordes "menor" en general, la canción me sonaba más... trascendental, o más melancólica, vamos, que tocaba ponerse serios. Por ejemplo, recuerdo que "La Bamba" se tocaba con acordes mayores, al igual que "Cuidado con Paloma que me han dicho que es de goma", o las canciones de dar palmas en misa. En cambio, las de recogimiento y oración, o las de niños que se separaban de sus madres, siempre incluían acordes menores. No sé si es impresión mía o era realmente así, pero cuando en una canción tocaba poner un acorde menor, la letra empezaba a ponerse peliaguda. ¿Y cómo se le llama a todo esto? ¿tienen estas canciones una profundidad en semifusa, o una armonía disarmónica? Que alguien del conservatorio me lo explique. 
me como en casa me he traído mis últimas adquisiciones laneras (algodón amarillo y marrón, mohair rojo)
